Salta la noticia en la prensa rosa. Travolta ha sido pillado por un paparazzi en la playa. Hasta aquí todo podría ser tristemente normal y poco noticioso, uno imagina de pronto el típico “momento nudista”. El hecho es que el actor estaba completamente vestido (¡Sorpresa!)… Entonces, dónde está la noticia… pues precisamente en que casi la única porción de piel que se le ve al actor está por encima de su despejada frente. O sea, que John Travolta, que de joven se convirtió en un icono bajo su tupé en Grease, ha visto que, cuando ronda los 60, le ha pasado lo que a casi todo el mundo... que se le ve el cartón. Pues vaya notición…
Travolta suma edad, año tras año,
y el tiempo lo aja todo y vuelve grís
a estrellas de gran brillo, en sólo un trís,
por más que inventen, o hagan un apaño.
Le han hecho alguna foto, tras un baño,
a quien, cuando actuaba haciendo “Grease”,
peinaba cresta, y hoy, muestra el “chasís”,
y a algunos les produce un desengaño…
Qué burdo, el “paparachi” impertinente.
Qué injusta que es la vida, madre mía,
hurtarle un mito así, a la pobre gente
que, ilógica, pensaba, y se creía,
que a aquel tupé tan alto e imponente
lo salvaría la “Cienciología”…
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