Agradeciéndo de antemano la inspiración a don José de Espronceda, me lío escribiendo una canción a esos heroes anónimos del déficit habitacional, adalides contra la elitización del arte y la cultura:
Con 100 tronkos de mi banda
okupamos una escuela,
aquí, el que no corre vuela,
y es kultural nuestro fin.
Si el colegio nos reclaman:
Al recreo habían salido
(casi nos lo han ofrecido
como prenda de botín).
¡Todo se repartirá!
Koleguitas, ¡No haya piques!
Tiraremos los tabiques,
pintaremos un mural:
Aquí irán los “perroflautas”,
ahí los “hijos de papá”,
al fondo van los “anarkas”,
¡Ahí montaremos el bar!
Haremos lo que queremos,
sin temor.
Contra todos lucharemos,
y partiremos la boca,
estilo kaleborroka,
al del poder opresor.
Barrikadas han de ver,
cuando todo se desmadra,
¡Que vengan mossos de esquadra,
que les vamos a joder!
Fumo porros, bebo litros,
no hay ni Dios, ni autoridad,
no hay Sistema, no hay impuestos:
Soy un anti-sociedad.
Allá; muevan feroz guerra
los de siempre,
por un palmo más de tierra;
que yo aquí, tengo por mío,
todo edificio vacío
lo dicen mis kaskabeles.
Venga el dueño a desahuciarnos,
con orden de expropiación,
que levantamos el dedo,
de antiglobalización.
Fumo porros, bebo litros,
no hay ni Dios, ni autoridad,
ni ley, ni arrepentimiento:
Soy un anti-sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario