LOS CONTROLADORES, Y A LOS QUE NO CONTROLA NADIE

A la vuelta del macro-puente, hay que hacer algunas consideraciones al abordar el tema de la crisis de los controladores. Lo primero que se me viene a la cabeza es que les ha estado muy bien a esos impresentables de controladores que les hayan aplicado un poco de su medicina, que no es otra que la extorsión antidemocrática.

Sí. Porque todo habrá que decirlo, lo de decretar el estado de alarma, le recuerda a uno, aquellas militarizaciones, con las que atajaba Franco las huelgas. Pero claro, hoy, el invento se ha utilizado contra esa moderna enfermedad que se ha ido enquistando en nuestros aeropuertos, esa elite sin competencia, que utiliza su posición de privilegio, de periodo vacacional a periodo vacacional, sin el menor respeto a los demás, y contra estos, cualquier medida, aunque sea desproporcionada, es poca.

Cabrá preguntarse si se dejo enquistar la situación, si se llevó hasta un límite que perjudicó a muchos españoles, estropeándose sus vacaciones, y si se debió haber actuado antes.

Otra consideración es, la de la potencia mediática que tiene en nuestro país estropearle a la gente un puente. No considero que sean unos tiempos como para que los españolitos puedan permitirse hacer puentes (es decir, no ir a trabajar en días laborables), pero bueno, como decía, ese es terreno minado, y no entraré…

Y hablando de no ir a trabajar, Rubalcaba resumió, de modo lacónico cómo está la situación de los controladores, con una rotunda frase:”Uno no puede abandonar su puesto de trabajo, marcharse a casa y dejar a los ciudadanos tirados. Y eso exige responsabilidades y las vamos a pedir”… A uno, oyendo estas acertadas palabras, no puede más que vencerle el sonrojo, recordando, como queda el hemiciclo a menudo, por el “abandono” de sus puestos de trabajo, de ministros y diputados, “dejando a los ciudadanos”, que les pagan y otorgan todas sus prebendas, “tirados” y con un palmo de narices… ¿Qué responsabilidades tendríamos que pedirle a ustedes? Don Alfredo…

Cuentan de un "sabio", que un día,
tanto cabreo llevaba
que sólo se contentaba
pensando una tontería:
"¿Habrá gremio, madre mía,
como el del controlador?"
y la respuesta encontró
alzando un espejo tieso,
a los bancos del Congreso,
que desolados halló...