Sucede últimamente un fenómeno de lo más extraño con el periodismo de opinión. Resulta que el sector está de un novelesco que lo tira. Será por la incursión de escritores de ficción en el género, será porque las noticias son muy aburridas y hay que darles un ligero toque de irrealidad, lo cierto es que existe una tendencia a mezclar los sucesos del mundo, con el “mundo interior” del “cronista”, sin parangón en la historia de nuestros medios de información.
La espoleta la abrió el noviembre pasado aquel asunto de colegialas fanfarroneado por Sánchez-Dragó en un libro-entrevista con Boadella, el argumento principal que esgrimieron los defensores del escritor madrileño fue considerar el relato de pedofilia-japonesa como una fantasmada en los sueños del autor, dijo Esperanza Aguirre que había sido “literatura” (hasta aquel entonces, yo creía que literatura, era lo del “Lazarillo de Tormes” o el “Quijote”). O sea, se había encasquetado, incorrectamente, la licencia de un novelista a fabular sobre lo divino y humano, en un contexto periodístico, como es el género de la entrevista. El resultado, un lío descomunal. Como quiera que los periodistas de opinión cobran por eso, por manifestar su opinión, cosechan una pléyade de enemistades (que son la legión de personas que opinan lo contrario) que a la más mínima les organizan un pifostio. Y Sánchez-Dragó tuvo el suyo. Y bien merecido.
La incursión de las ensoñaciones novelísticas en el periodismo no iba a tener ahí su punto y final. El rizo se riza hasta el infinito en el asunto de la ley antitabaco… Esta vez, la bronca pone en lid a tres escritores. El primero, Francisco Rico Manrique, filólogo y miembro de la Real Academia, publicó, en El País, un artículo en el que basaba parte de su argumentación en la sentencia "en mi vida he fumado un solo cigarrillo". Por lo que se ve, es conocido que Rico es un fumador empedernido y tanto es así, que llovieron las quejas de lectores que consideraron las palabras del filólogo, al margen de sus argumentos, como una tomadura de pelo. El País, a través de su Defensora del lector, reprendió el ejercicio de su columnista, preguntándose “hasta qué punto es lícito recurrir a una mentira para defender una verdad", puesto que “este nuevo género narrativo presenta problemas en la literatura, su aplicación en periodismo puede tener efectos catastróficos. Un artículo de opinión no es una pieza literaria con elementos de ficción, y menos un texto tan político como el del profesor Rico”. ¿Se la cogían en el diario con papel de fumar?, lo cierto es que, quizá, la intención del académico era la simple provocación, hacer una broma o repasando la literalidad de la frase, declarar que jamás fumó un solo cigarrillo, sino dos o más, como mínimo… quién sabe…
En defensa de Rico, aparece nuestro segundo personaje, Javier Cercas, escritor de éxito, “Discrepo: lo que se plantea en este caso es hasta qué punto es lícito gastar una broma en un periódico.” Y continúa, “…el periodismo no es una mera acumulación de hechos sino una interpretación de los hechos. Y toda interpretación exige imaginación”. Y dice más, “…un periódico está obligado a contar la verdad factual, pero, a menos que se rinda al chantaje de los “agélastes*”, no debería prescindir de contar también la otra verdad, una verdad irónica y emancipada de la tiranía de lo literal”. Para concluir, “es un riesgo que merece la pena correr…escribir para agélastes y perturbados es una falta de respeto al lector. Aunque se haga en nombre de la verdad”. En resumen, “inventar”, en periodismo, no sólo es aceptable, sino es necesario y un servicio al lector.
El remate de todo esto lo pondría un “íntimo enemigo” de Cercas, Arcadi Espada, que metido a jugar el juego propuesto por el escritor gallego, se pasó catorce pueblos. Resulta que en un artículo “le defendía” con uñas y dientes y un cinismo increíble, de una supuesta acusación por la que habría sido detenido por trata de blancas “Es por completo miserable que alguien haya querido mezclar a Cercas con el tráfico de personas; y hablo perfectamente en serio y no quiero que nadie vea, ni ensartada, mi punta polémica sobre sus manejos con personas y personajes. Cercas podrá ser cualquier cosa, de hecho lo es; pero jamás un malvado. Que hayan arrastrado su nombre por auténticos lupanares, que no son desde luego los de Arganzuela, me llena de de espanto y desprecio.” La supuesta acusación y la detención eran inexistentes… Días después aclaraba el enredo con otro artículo en el que afirmaba que sólo había querido dar una lección a Cercas. Una boutade. O más bien una “poutade”, resultado de aplicar literatura al periodismo.
El último caso que expondré tiene como protagonista al inefable Salvador Sostres en el diario El Mundo. Con motivo de la muerte del cocinero Santi Santamaría, el impresentable polemista hacía un ejercicio de lo que viene siendo ya un subgenero creado por él mismo; la contra-necrológica, que consiste en poner a parir al finado de turno, con toda clase de improperios, en un ejercicio de mala educación evidente. Comenzaba así, “Ha muerto Santi Santamaria, un cocinero mediocre, sobrepasado por las circunstancias, y una muy mala persona. Una persona nefasta. De hecho, ayer murió la persona, la persona horrorosa que era, que vivió del resentimiento y del ansia de revancha, que vivió del insulto sistemático a Ferran Adrià en lugar de reconocer que era un genio.” Para concluir con su elegancia habitual “Ha muerto una mala persona que hizo daño a muy buena gente y ha muerto un cocinero prescindible, que no deja nada, que nada dirá a la historia. Criticó la cocina de Ferran Adrià porque era poco sana, decía, y él ha muerto con un sobrepeso desmesurado y víctima de un infarto. Con Ferran cenamos hace unos días, y hacía cara de encontrarse fantásticamente”.
Vamos, que cada día está más animado esto del periodismo de opinión, aunque ni sea periodismo ni se le parezca…
* Según Rabelais, “los que no ríen”.
5 comentarios:
Te felicito por el artículo. De todos modos pienso que se debe de saber diferenciar entre la utilización de una broma (una mentira exagerada)en un artículo, que para nada entorpece el contenido del mismo (el hecho de que Rico sea o no un fumador empedernido no deforma en lo más mínimo el tema del artículo), que es lo que hace Rico y defiende Cercas, que usar directamente la mentira como broma y fondo del artículo, deformando los hechos y la realidad de los mismos, que es lo que hace Arcadi.
Si a un escritor no se le permite usar una broma en un artículo, es como prohibirle el uso de metáforas, pensamiento propio, actitud crítica, juegos de palabras, o un lenguaje literario y no solo descriptivo en sus artículos; es decir, amputarle su forma de expresión, o su propia libertad.
Curioso y bien documentado su artículo, amigo Intermitente. Estoy de acuerdo con usted de que en los artículos de opinión, los periodistas no deberían fantasear, por muy periodistas-escritores que sean. ¿Se imagina que también fantasearan los cronistas de sucesos?
Una cosa es la literatura que puede hacer uso de mil recursos literarios y otra un artículo de opinión. Creo que Rico se equivocó y maldita la gracia que me hace su engaño figurado y que Cercás lo apoya por corporativismo o por lealtad más que por fundamento. A ambos los admiro, pero en este caso concreto discrepo del uno y del otro. Y, por supuesto, nada tengo que objetar al que esté en contra de la nueva ley sobre el tabaco...
Lo de Arcadi Espada, intolerable.
Excelente Repaso a Estilos y "Estilitas", Amigo ImPeRtInEnTe.
Gran parte de la Culpa de Muchos Malentendidos, Falsificaciones de la Verdad y Creación y Transmisión de Corrientes de Opinión e Incluso "Palabros" que a fuerza de Repetirse, se Hacen de Uso Corriente y la Gente Repite hasta la Náusea.
¿Dónde está Su Servicio a la Sociedad a la que Deberían Sólo "INFORMAR" y no "ADOCTRINAR"?
Cada Periodista Consagrado, con Contadísimas Excepciones, sólo es "LA VOZ DE SU AMO" o de sus IDEAS.
Propagandistas en Suma, Muy Bien Pagados y que llegado el Caso, se Pasan la ETICA por el Arco del Triunfo...
Sólo leer lo que algunos Escriben y Defienden o Atacan, Ya le Retrata Fielmente.
En fín. Que cada Palo Aguante Su Vela.
Te felicito por una Exposición tan Clara como Contundente.
Un Cordial Saludo
y ¡¡RIAU RIAU!!
Muchos periodistas no buscan informar, sino manipular y crear corrientes de opinión favorables a sus ideas o intereses.
Basta ver lo ocurrido con el cambio climático: cuando se han demostrado las falsedades publicadas han dicho que es para concienciar al público.
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