En alguna otra ocasión me he hecho eco de las convocatorias con las que con cierta periodicidad viene enrolando Monsieur de Sans-Foy en su maravilloso blog a todos aquellos enfermos por la poesía satírica que usamos de visitarle y seguirle.
La extravagancia de los retos a los que nos vemos impelidos por el “noble bilbaíno” es contestada con tal brillantez, que sorprende a propios y extraños.
El otro día, fuimos convocados a componer sonetos conociendo los principios de cada verso, y éstos eran:
Mozuela con aspecto…
que tienes los…
y rompes…
con esos…
¡Ay, mísero de mí! Si…
haré que tus…
y todos tus…
en una dulce…
Mas sé que es imposible, pues…
por culpa de…
te tengo que…
Sospecho que…
No pienso…
hermosa, y que…
Mi humilde contribución fue poner en concurso un par de sonetos, que son los que siguen a continuación:
Mozuela con aspecto de balsera
que tienes los arrestos de indignada,
y rompes de los “mossos”, la barrera
con esos amiguitos de acampada.
¡Ay, mísero de mí! Si yo pudiera,
haré que tus principios, y tu espada,
y todos tus kolegas dando cera
en una dulce nube eleve, un hada…
Mas sé que es imposible, pues al ser
por culpa de mi empresa, millonario
te tengo que olvidar, no doy la pauta.
Sospecho que al no ser un ordinario:
No pienso que a esa bella “perroflauta”
hermosa, y que me aloca, vuelva a ver…
que tienes los arrestos de indignada,
y rompes de los “mossos”, la barrera
con esos amiguitos de acampada.
¡Ay, mísero de mí! Si yo pudiera,
haré que tus principios, y tu espada,
y todos tus kolegas dando cera
en una dulce nube eleve, un hada…
Mas sé que es imposible, pues al ser
por culpa de mi empresa, millonario
te tengo que olvidar, no doy la pauta.
Sospecho que al no ser un ordinario:
No pienso que a esa bella “perroflauta”
hermosa, y que me aloca, vuelva a ver…
LO QUE TENÍA QUE HABER DICHO DOMINIQUE STRAUSS KAHN:
Mozuela con aspecto renegrido
que tienes los ricitos de caoba
y rompes la quietud que hay en mi alcoba
con esos contoneos que has traído…
¡Ay, mísero de mí! Si yo, salido,
haré que tus encantos, negra loba,
y todos tus culeos con la escoba
en una dulce siesta hayan caído.
Mas sé que es imposible, pues lo siento,
por culpa de mi cargo y de mi rango
te tengo que dejar, que salgas viva.
Sospecho que te crees que yo te miento.
No pienso yo caer en negro fango
hermosa, y que denuncies mi invectiva.
que tienes los ricitos de caoba
y rompes la quietud que hay en mi alcoba
con esos contoneos que has traído…
¡Ay, mísero de mí! Si yo, salido,
haré que tus encantos, negra loba,
y todos tus culeos con la escoba
en una dulce siesta hayan caído.
Mas sé que es imposible, pues lo siento,
por culpa de mi cargo y de mi rango
te tengo que dejar, que salgas viva.
Sospecho que te crees que yo te miento.
No pienso yo caer en negro fango
hermosa, y que denuncies mi invectiva.
Como se ve, contrariamente a lo que se pueda pensar, las posibilidades son tan infinitas, como la imaginación de todos los que se apuntaron. Les invito a leer los demás sonetos, que son tronchantes.
En este fin de semana largo para muchos españoles, SansFoy, nos tentaba con el romance (rimas asonantes en los pares), poniéndonos una serie de rimas con las que cumplir obligatoriamente: gallina, deprisa, arriba, solía, camisa, borrica, divertía, Felisa, torrijas, ¡jolina!, Almíbar, Isaías, indecisa… Ni que decir tiene que los resultados son sorprendentes, así mismo vuelvo a invitarles a leérselos, para pasar un buen rato. Ahí va, el mío, como muestra:
Volvía de Tierra Santa,
el Vizconde de Torrijas
trayendo a las sus mesnadas
que a Cruzadas, con él, iban.
y volvía pexaroso,
y con gran pena, volvía,
pues que regresa vencido
y no, como hacer, solía,
que merendaba almohades
en tiempos de Reconquista,
como quien come unas moras,
él los moros, se comía…
Mas en la dura batalla
que en Belén se dirimía,
las tropas de Saladino
en las tierras de Isaías,
dieránlle bien, para el pelo
a sus huestes, tanto, un día,
que huyeran con tales prisas,
tan corriendo, tan deprisa,
que algún deslenguado dijo
que así corre la gallina,
cuando cree que ya se acerca
la Nochebuena bendita…
Y oyéndose tales cosas,
natural, que al de Torrijas
no llegáralle al oíllo,
el cuerpo a la su camisa.
Y se entiende, y se comprende,
que se diese a la bebida,
y que hiciéranse famosas
las torrijas de Torrijas.
Y en las tierras de Canaán
su planta, tan indecisa,
en Jericó paseaba,
errante y entristecida,
que chocaba con los puestos
que en el bazar ofrexían
los productos del mercado
a ambos lados de la vía…
Y por ser, él, buen cristiano,
los de Canaán, le decían
que Nuestro Señor, volvía,
como haciéndolle milagro,
en vino lo que bebía,
tal que fixó en una boda
en los años que vivía.
Y tanto se divertía
la chusma de Jericó
y tan floja era su risa,
que el vizconde recordóse,
y acordóse de su tía,
que le decían al verlla,
ay qué risa, tía Felisa.
¡Qué amargo acíbar le amarga,
en la garganta, a fe mía!,
que es más amargo, si cabe,
cuando un dulce como almíbar
has comido y has probado,
siempre en toda la tu vida.
Todo en una mala tarde,
en sólo una, ¡jolina!,
él que siempre fuera fiero,
perdió, cuando estaba arriba
y cayó con el equipo,
de manera tan borrica
que hoy se dice en la Cruzada:
“Cuidado, y a ver si atinas,
no tropieces, ni te abatas,
ni te caigas, so Torrijas”…
Ya vuelve de Tierra Santa
el Vizconde de Torrijas,
y tan pocas ganas tiene
de moros y morerías,
que lo primero que hace
es que se apunta y se afilia
al partido del Anglada
el de la Ciudadanía,
que no puede con los moros
y les tiene tanta tirria
como el Vizconde les tiene
desde aquel amargo día.
el Vizconde de Torrijas
trayendo a las sus mesnadas
que a Cruzadas, con él, iban.
y volvía pexaroso,
y con gran pena, volvía,
pues que regresa vencido
y no, como hacer, solía,
que merendaba almohades
en tiempos de Reconquista,
como quien come unas moras,
él los moros, se comía…
Mas en la dura batalla
que en Belén se dirimía,
las tropas de Saladino
en las tierras de Isaías,
dieránlle bien, para el pelo
a sus huestes, tanto, un día,
que huyeran con tales prisas,
tan corriendo, tan deprisa,
que algún deslenguado dijo
que así corre la gallina,
cuando cree que ya se acerca
la Nochebuena bendita…
Y oyéndose tales cosas,
natural, que al de Torrijas
no llegáralle al oíllo,
el cuerpo a la su camisa.
Y se entiende, y se comprende,
que se diese a la bebida,
y que hiciéranse famosas
las torrijas de Torrijas.
Y en las tierras de Canaán
su planta, tan indecisa,
en Jericó paseaba,
errante y entristecida,
que chocaba con los puestos
que en el bazar ofrexían
los productos del mercado
a ambos lados de la vía…
Y por ser, él, buen cristiano,
los de Canaán, le decían
que Nuestro Señor, volvía,
como haciéndolle milagro,
en vino lo que bebía,
tal que fixó en una boda
en los años que vivía.
Y tanto se divertía
la chusma de Jericó
y tan floja era su risa,
que el vizconde recordóse,
y acordóse de su tía,
que le decían al verlla,
ay qué risa, tía Felisa.
¡Qué amargo acíbar le amarga,
en la garganta, a fe mía!,
que es más amargo, si cabe,
cuando un dulce como almíbar
has comido y has probado,
siempre en toda la tu vida.
Todo en una mala tarde,
en sólo una, ¡jolina!,
él que siempre fuera fiero,
perdió, cuando estaba arriba
y cayó con el equipo,
de manera tan borrica
que hoy se dice en la Cruzada:
“Cuidado, y a ver si atinas,
no tropieces, ni te abatas,
ni te caigas, so Torrijas”…
Ya vuelve de Tierra Santa
el Vizconde de Torrijas,
y tan pocas ganas tiene
de moros y morerías,
que lo primero que hace
es que se apunta y se afilia
al partido del Anglada
el de la Ciudadanía,
que no puede con los moros
y les tiene tanta tirria
como el Vizconde les tiene
desde aquel amargo día.
2 comentarios:
Un Aplauso Largo, Querido Amigo y Colega de Rimas et Sátiras.
Muy Buenos Tus Versos. ¡Pobre Señor de Torrijas!
¡A Fe, que cada Día te Superas y Me Haces Reir sin Medida!
un Cordial Abrazo
y
¡¡RIAU RIAU!!
Lo mismo digo... Lo de Diógenes en su casa, ha sido muy fino, jejeje
Publicar un comentario