sábado, 3 de diciembre de 2011

CARAMELO ENVENENADO

Si les dijera simplemente que un juez, en Huelva, admitiendo que de forma periódica recibe regalos de un acusado, y sin ocultar sus simpatías hacia él, valiéndose de una triquiñuela legal y no sin cierto cachondeo en la sentencia, le ha dejado en libertad sin cargos, se echarían ustedes las manos a la cabeza y clamarían por un castigo ejemplar para el magistrado de turno.

Pero no dejando de ser cierta toda la exposición punto por punto, al relato le faltan datos cruciales, que se pueden leer en una deliciosa crónica recogida por Libertad Digital, puesto que el encausado era nada más, ni nada menos, que el Rey Baltasar, sí, el Rey Mago negro del Oriente, y que había sido denunciado por propinar “supuestamente” un alevósico caramelazo en un ojo a una señora durante la Cabalgata de Reyes del pasado año en Huelva.

El juez, aún reconociendo que el acusado, “con el concurso de los Reyes Melchor y Gaspar, le han venido ofreciendo anhelados presentes cada 6 de enero desde que tenía uso de razón”, de ello no se puede derivar que “exista una amistad con el denunciado“ por lo que no ha creído oportuno inhibirse en la causa, aunque señala que podría darse “una posible falta de jurisdicción para poder juzgarlo porque desconoce su nacionalidad” a lo que, pese a todo, “considera oportuno no formular abstención, dejando libertad a la parte para que, si lo estima oportuno, pueda recusar, y ello por considerar que, tal vez, la persona denunciada no sea en realidad el propio Rey Mago Baltasar, sino otra persona, pues alguna duda puede suscitar a este respecto la denuncia cuando, tras resaltar en letra de gran tamaño y negrita que se dirige la acción penal contra el Rey Mago Baltasar, indica que se refiere a la persona que representaba al mismo en la cabalgata”.

Del mismo modo, sostiene el juez, no sin tener gran parte de razón, que “la participación en determinados acontecimientos colectivos, como puede ser el de la Cabalgata de Reyes, supone el consentimiento o la aceptación de riesgos, mayores o menores, que esa participación conlleva -lo que se conoce como ‘riesgo permitido’-, excluyente de cualquier responsabilidad penal. No es concebible una Cabalgata de los Reyes Magos sin que en la misma se arrojen caramelos a los espectadores desde cada una de las carrozas, al igual que no es concebible una fiesta de carnaval sin disfraces, va de suyo".

Para acabar sentenciando (nunca mejor dicho), con rigor, y estimo que con acierto, que “sin perjuicio de que, siendo indiscutible el derecho de la denunciante a ser resarcida por sus lesiones, si efectivamente las sufrió y si concurren todos los requisitos legales, el ámbito propio para ello no es el Derecho Penal, sino el Contencioso-administrativo pues se trata de un tema de responsabilidad patrimonial de la administración, en este caso el Ayuntamiento de Huelva que es el que organiza la cabalgata”.

Vayan estas décimas espinelas con tercetos de engarce, para ilustrar este tema navideño:


El desfile jubiloso
reparte mil caramelos,
y volando por los cielos,
proyectiles deliciosos,
por doquier, caen caprichosos.
Y es que a los tres Reyes Magos
atendiendo a los halagos
de toda la muchedumbre,
es normal, se les vislumbre
con dulces, hacer estragos,

y los lancen, y los tiren,
y encantados, los pequeños,
los cojan y se las piren…

En esto, un cruel antojo
quiere que una golosina
con trayectoria asesina
dé a una señora en un ojo,
causándole tal enojo
y profundo malestar,
que enseguida y sin dudar,
tal rebote pilla, que ella
le interpone una querella
al pobre Rey Baltasar.

Y el caso le llega a un juez
que estima, y creo que atina,
que es una gilipollez…

Y como tal, se la toma.
Pues que dice muy rotundo
lo que piensa todo el mundo:
Que con su pan se lo coma,
pues la verdad, suena a broma
que si tanto se acoquina
y el peligro le abomina,
¿A qué va a una cabalgata,
donde a veces, mala pata,
llueve alguna golosina?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La golosaza la próxima vez que acuda con paraguas, es lo que yo hago, se protege uno y coge un montón de "melos".
Saluditos.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Pues hay que denunciar a la señora
por bruja, por malvada y represora.
Con saña, con encono y sin recelo,
le ha echado mal de ojo a un caramelo

 
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