Pues bien, el sufrido candidato independentista, al subir al estrado comenzó su discurso con ademán temblequeante y cara de circunstancias: “No es éste el restauran… el resultado que esperábamos”. Ciertamente, después de estar unos cuantos años en el dilapidador gobierno tripartito municipal, estoy convencido que los restaurantes que frecuentaría en aquel entonces no tendrán mucho que ver con los que elija en estos momentos para “celebrar” sus últimos “logros” electorales.
Algunos lo llevan mal,
como Jordi Portabella,
y les ha dejado huella
el escrutinio final
de la noche electoral…
Tan horrible ha sido el rato
que de Esquerra, el candidato,
por la ocasión, ha sufrido
que, por eso, ha cometido
un error de mentecato:
Entre sueños, se veía
en tiempos del ”tripartit”
cuando estaba en el cenit,
gastando, con alegría,
al comer, donde solía,
y por eso, al muy tunante,
le ha salido “restaurante”
cuando era “resultado”
su vocablo deseado
en discurso, vacilante.
Un lapsus involuntario
cuando su mirada, absorta,
va a la tripa de Laporta
(volumen extraordinario)
y pervierte el diccionario
interno de su cabeza.
Es por eso que tropieza
con su propio subconsciente,
y eso causa el “accidente”
que nos deja de una pieza…
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