Stephen Hawking, eminente astrofísico británico, en su último libro afirma que “las nuevas teorías científicas hacen redundante el papel de un creador”. Lo que vendría a significar que la intervención de Dios es innecesaria en la creación del universo, ya que el Big Bang habría sido “consecuencia inevitable de las leyes de la física”.
Hasta la fecha, Hawking creía que no había incompatibilidad entre la existencia de Dios y la comprensión científica del universo. Pero en su nueva obra, “The grand design”, sostiene que la ciencia moderna está llegando a demostrar que Dios no existe. ¿En qué se basa?:
Primero intenta desmontar la hipótesis de Isaac Newton, según la cual el universo no pudo haber surgido del caos, puesto que son demasiadas las coincidencias ocurridas para que el hombre haya sido creado. El descubrimiento allá por el año 1992 de un planeta que giraba en órbita entorno a una estrella distinta a nuestro sol, le ha valido al astrofísico británico para sostener que “las coincidencias de las condiciones planetarias de nuestro sistema -la feliz combinación de distancia Tierra-Sol y masa solar- sean mucho menos singulares y no tan determinantes como prueba de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada (por Dios) para solaz de los humanos”. Así, la probabilidad de existencia de otros planetas con las mismas características sería elevada en el universo, cuanto más si llegara a demostrarse que no solamente existe éste, sino numerosos universos superpuestos, “multiuniversos” y dimensiones diferentes (si se completara de una vez la vieja Teoría-M que unifique las teorías de las supercuerdas y las cuatro fuerzas), y si la intención de Dios era crear al hombre, “esos otros universos serían perfectamente redundantes”.
El segundo argumento en que se basa el científico inglés, es que la ciencia “está próxima a elaborar una teoría de todo, un marco único capaz de explicar las propiedades de la naturaleza”. Y por tanto, una vez conozcamos el origen y el fin de todo, dejaremos de tener necesidad de Dios.
En cuanto a lo primero, creo que se apoya en dos mentiras. La primera sería que la existencia de Dios necesita de un origen improbable del universo. La segunda, que si hubiera varios universos, la existencia de Dios quedaría en entredicho. Seguramente podemos explicar perfectamente, de principio a fin, la receta del huevo frito. Entenderíamos que se pone una sartén en el fuego y se calienta aceite hasta ponerlo entre 200º y 400º. En este aceite se vierte un huevo sin batir, lo que lo somete a una reacción química, por la que sus proteínas se coagulan por el calor y las moléculas se entrelazan entre sí, es decir, se solidifican… El entendimiento del proceso, desde un punto de vista científico (y no gastronómico) no elimina la existencia del cocinero. Que el proceso sea repetible, tampoco. Que llegáramos a comprender el origen del universo, no anularía la creación por parte de Dios, y que existan varios universos paralelos, sólo significa que el universo (del que desconocemos la mayor parte) es todavía más grande. Luego el silogismo es absurdo.
En cuanto a lo segundo, se basa en el viejo argumento del ateísmo para explicar el origen de la religión, desde la superstición. Como el hombre no entendía de dónde venía el rayo, tuvo que inventar al dios del rayo… Así, en la medida que vayamos resolviendo todos los enigmas no resueltos por la ciencia, el ámbito que se dejara a la religión será cada vez menor. Si se llegara a explicar todo, como soberbiamente sostiene Hawking, la religión (y por tanto Dios) dejaría de ser necesaria, lo que conllevaría el fin de su existencia. Pero la religión no es simple superchería. No se centra en explicar lo oculto, sino que también explica la realidad cuotidiana, desde otro punto de vista. Me remito a un ejemplo bastante ilustrativo que he encontrado por Internet: “Un musicólogo, en el análisis armónico, rítmico y contrapuntístico más profundo que haga de la Novena Sinfonía, jamás encontrará a Beethoveen...pero un historiador sí que lo hallara, aún cuando éste jamás encuentre entre las fuentes históricas nada de intervalos consonantes y disonantes, de tónicas, séptimas de dominante y modulaciones”. Ciencia y religión no son realidades contrarias, sino complementarias, y mucho menos tienen una relación de suma cero (una gana, si la otra pierde). Por tanto, es otro argumento absurdo.
Cabe recordar que cuando los científicos hablan sobre el origen del universo, tambiénlo hacen basándose en teorías, que no dejan de ser un conjunto de hipótesis, que no son más que una “suposición de algo posible o imposible para sacar de ello una consecuencia”(DRAE). Y como dice el Premio Nobel de Física, Leon Lederman: “Cuando oyes o lees a alguien diciendo algo sobre el nacimiento del Universo, que no te quepa la menor duda de que se lo están inventando todo”.
2 comentarios:
Interesante entrada. Me apunto su blog. Saludos.
Cuando quiera, amigo, aquí me tiene
Publicar un comentario