En Barcelona tenemos un lío político montado a cuenta de la huelga general, que se está avivando por momentos. Poco tiene que ver con la huelga en sí, pero sí con la resaca de los destrozos de este 29, ocasionados por los comúnmente llamados “antisistema” que ya van siendo asiduos a todas las “celebraciones” barcelonesas. Este grupo marginal violento, viene “ofreciéndose” a la ciudad como colofón de todo sarao que se precie… ¿Que gana el Barça un título?, Barcelona sale a la calle, y cuando los ciudadanos están próximos a abandonar las calles para encamarse en sus hogares, son sustituidos por la banda… ¿Que son las fiestas en el barrio de Gracia?, ahí que ponen la guinda los de siempre… ¿Que hay una manifestación contra el Plan Bolonia?, pues éstos que se apuntan a cerrar el telón… ¿Que hay una huelga general?, ahí tienes a los profesionales de la algarada que se entretienen un poco con las fuerzas del orden, para no variar… Me temo que el próximo 7 de noviembre, el día de la visita del Papa, sean capaces de aguantar una Misa entera, con tal de acabarla a garrotazos después, con sus “inseparables” mossos de esquadra.
“No es normal que cada vez que hay una manifestación se acabe así”. Así se expresaba el portavoz del sindicato CCOO de los mossos de esquadra, y entre esa, decía otras lindezas: “Una persona que pega o tira una piedra a un Mosso acaba con una multa de 100 euros, y si se te lleva el coche la grúa ya son 160, más la multa”, o “Los extranjeros antiglobalización saben que los altercados en Barcelona no les salen tan caros como en otros países”.
¿Cabe pues responsabilizar al juez, como ha hecho el Conseller de Interior, Joan Saura, por no haber emitido hasta la fecha orden de desalojo del céntrico edificio que “okupaban” estos energúmenos como cuartel general durante los disturbios?, ¿Acaso ha sido este juez el responsable de las leyes que permiten estos atropellos?, ¿Es el culpable de la permisividad y connivencia histórica en la ciudad condal?, ¿No son los políticos, que actúan con firmeza y determinación contra los ciudadanos, si se saltan un semáforo, si se pasan unos minutos de lo que marca el parquímetro de la zona azul, si rotulan su comercio en una lengua “inapropiada”, si les gustan los toros, si no cumplen a rajatabla con todo lo que dictaminan, para luego en cambio ser timoratos y “buenrrollistas” contra esta lacra de la sociedad?, ¿Está legitimado el alcalde para afirmar, ahora, que se encargará “de que paguen todo lo que han hecho a Barcelona”, cuando él y sus predecesores han propiciado que nuestra ciudad sea un paraíso para este tipo de personas?
¿Por qué Barcelona? De aquellos polvos vienen estos lodos. La clase política progresista barcelonesa ha mirado siempre con ojitos tiernos a los energúmenos que hoy demoniza, permitiendo que Barcelona tenga el dudoso honor de ser considerada capital europea del movimiento okupa desde hace años. ¿Cabe recordar que la Sra. Mayol, tercera teniente de alcalde en enero del 2007, se declaró “antisistema”, afirmando que la “ocupación de espacios para darles una función social no es rechazable” (por cierto, la Sra. Mayol es la pareja del Sr. Saura anteriormente citado). ¿Cabe recordar que el hijo de Montilla fue bastante bien tratado por los jueces (esos a los que hoy critican) en su causa por destrozar mobiliario urbano?, ¿Cabe recordar que hasta hace unos pocos años el movimiento okupa gozaba de simpatías y complicidades en el barrio de Gràcia?, ¿Puede ahora esa Barcelona progre, que los comprendió, que los toleró, y que los alentó cuando sólo tocaban los huevos a los sufridos propietarios de los inmuebles que se “incautaban”, recoger la bandera de la indignación contra “sus chicos”?
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