EL "JUICIO" DEL JURADO

Un reciente juicio con jurado celebrado en Tafalla, en el que se juzgaba la muerte de un individuo a manos de su esposa, al clavarle un cuchillo tras una fuerte discusión con éste, ha tenido como llamativo resultado la absolución de todos los cargos.

Ninguna de las cuatro posibilidades que el juez había propuesto a los miembros del jurado para la sentencia (homicidio, homicidio con dolo eventual, homicidio imprudente y accidente fortuito) fueron consideradas como probadas, por sus integrantes (ocho hombres y una mujer). Es decir, que, para asombro de cualquiera (incluso de la propia acusada), para el jurado, ni hubo un asesinato, ni hubo un accidente, ni hubo una imprudencia… simplemente no hubo. Vamos resulta que el marido de esta señora (supongo que por malo y maltratador…) no murió aquel día… y no lo hizo como consecuencia de una herida, que no fue… resultado de una puñalada, que no existió…

Estas son las extrañas consecuencias de celebrar juicios con jurado. Confieso que no me gusta nada ese invento. Me parece un transplante artificial en nuestra justicia, del modelo americano, que no se puede negar que tiene el glamour de las entretenidas películas de juicios, pero al que no le encuentro mayor utilidad, ni mejora, ni progreso. Es más, la justicia española, ya de por sí lenta y poco dotada, habrá tenido que gastar tiempo y recursos para formar a unos señores, que por mucha voluntad que pusieran, y como se ve, no habrán hecho tanto aprovechamiento a esa formación, como si hubieran completado la carrera de derecho. Del mismo modo que no me gustaría nada que un equipo formado por mis vecinos más voluntariosos, me operara de cataratas, no me gustaría en absoluto, ser juzgado por unos advenedizos, a los que ha tocado por sorteo decidir sobre mi suerte, sin ganas, sin formación, ni responsabilidad. Aunque si el resultado iba a ser la total impunidad, como le ha pasado a la señora en cuestión, igual lo preferiría…

Una sufrida señora

tuvo amarga discusión

con su marido, pegón,

que en forma amenazadora

la maltrató, en mala hora,

pues un cuchillo afilado

puso el azar, a su lado.

Y sin querer, o queriendo,

con él le acabó infringiendo

tremenda herida mortal.

En el juicio posterior,

ha decidido un jurado

que nada de esto ha pasado,

que aquel marido traidor,

pérfido y maltratador,

no sufrió la puñalada.

Que de eso no hubo nada.

Y que fue por mala suerte

que sobrevino la muerte,

de persona tan malvada.