APARENTEMENTE PERTURBADO

Por lo que se ve (es lo que dice la versión oficial), el pasado 19 de abril (martes santo), un “individuo aparentemente perturbado”, provocó un incendio en la cripta de la Sagrada Familia de Barcelona, al grito de “todo es robado”, obligando a unos 1.500 visitantes a su rápido desalojo, sin que se produjeran heridos graves, a pesar de que 4 operarios del templo, tuvieron que ser trasladados en ambulancia por inhalación de humo.

Y yo, qué quieren que les diga, pues que veo el incidente como la guinda de los ataques que se han ido arracimando estos días, en una especie de escalada de presión intolerable hacia los católicos de este país. Estos acontecimientos vienen sucediendo, coincidiendo sospechosamente en el tiempo y con insistente repetición, protagonizados en ocasiones por “estudiantes” activistas, en otras son feministas nudistas iracundas, algunas veces el lobby gay, o sacrílegos gamberros, o anticlericales disfrazados de laicos, o incluso los actores de la ceja (siempre en todas las salsas…), y en este último caso, un individuo aparentemente perturbado (o aparentemente más perturbado que los demás)… Pero no nos engañemos, ¿Perturbado, por quién, o por qué?...Todas estas acciones están obteniendo eco y aquiescencia en medios de comunicación que están apostando por la beligerancia contra la libertad de culto en este país. Bueno, contra la libertad de UN culto en este país, porque curiosamente, otras confesiones no tienen esta misma intolerante presión por parte de ateos y “laicos”, que sólo son ateos y “laicos” del Dios católico, por lo que se ve…

El ataque contra capillas instaladas en lugares públicos, tanto de manera más o menos violenta, como mediante desnudos de activistas feministas, el robo de Sagradas Formas en Iglesias, y contra-procesiones anticlericales con objeto de boicotear la Semana Santa, se han culminado con el uso de la violencia extremada en este ataque pirómano contra la Sagrada Familia. Un edificio turístico de primer interés, que cabe recordar que siempre está atiborrado de visitantes de todo el mundo, creyentes y no creyentes, con lo que, con un poco de mala suerte, hoy podríamos estar lamentando una tragedia. La aviesa pretensión de todos esos actos liberticidas, ha sido intentar que los religiosos se circunscriban y escondan en los templos, y que no salgan al ámbito público, por entender que no tienen derecho a salir de las iglesias, con la torpe excusa de que la calle es de todos (de todos, menos de los religiosos católicos, por lo que se ve…). Y no logro comprenderlo. ¿Molestan los religiosos que acuden a ayudar a zonas desfavorecidas?, ¿No están fuera de los templos los comedores sociales de la Iglesia, los locales de ayuda a ancianos, a mujeres maltratadas, a inmigrantes ilegales, a los pobres en general?, ¿No están fuera de las iglesias los ambulatorios?, y ¿No salen del convento las monjitas que cuidan de los enfermos en sus casas?

Un ateo, un ateo de verdad, tendría que contemplar el hecho religioso de los creyentes con frialdad, desde fuera, y no manifestarse airadamente, como hizo el portavoz de Ateos en Lucha (con el nombre se dice todo) que afirmó el pasado 24 que "estamos exclusivamente para castigar a la conciencia católica. Nuestro propósito es hacer daño en las ideas de la gente. No nos andamos con contemplaciones", dando muestras claras de que tiene un cacao en la cabeza, sin saber que se puede ser laico y ser católico, se puede ser ateo sin ser anticlerical, y no se puede ser anticlerical y ser tolerante. Porque ser anti-algo implica ser intolerante. Tampoco les comprendo.

Tampoco entiendo a los gays, que habiendo conseguido salir de un armario tras muchos años, pretenden meter en otro armario a los demás. Ni entiendo que celebren con total tranquilidad y algarabía su Cabalgata del día del Orgullo gay y se escandalicen porque los católicos utilicen las calles puntualmente, para sus manifestaciones religiosas.

Ni comprendo a las feministas que se quejan de la utilización del cuerpo de la mujer como un objeto sexual, y a la mínima se desnudan utilizando sus tetas como una arma arrojadiza, como si sin enseñarlas no tuvieran nada más qué ofrecer, perdiéndose a ellas mismas el respeto, que tanto reclaman de los demás.

Y no entiendo a Willy Toledo, pero a ese no le entiende casi nadie, hace tiempo, ni se sabe a qué se dedica, ni de qué vive. Porque va convirtiéndose a medida que pasan sus tristes días, reivindicando y reivindicando, de persona grotesca, a grotesco personaje.