jueves, 29 de abril de 2010

LA TUMBA DE LA TUMBA

En el transcurso de unas obras del Ministerio de Fomento en Órgiva (Granada) a finales del verano del 2003, se hallaron vestigios de un osario. De inmediato La ARMH (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica) recibió la queja de algunos vecinos porque entendían que no se respetaba una zona que siempre había sido considerada por ellos, una de las mayores fosas de la Guerra Civil. Un catedrático de Economía de la Universidad de Granada, Juan González Blasco, cronista habitual de Órgiva, en aquel momento calculó que se descubría, por fin, el lugar donde se creía, que descansaban los restos de unas 5.000 victimas, “hombres, mujeres y niños", según el experto, y apremiaba a las autoridades a “rescatar esa memoria y adecentar el lugar sin más demora”. La supuesta fosa común "perfectamente documentada” mereció que se pararan las obras de inmediato. El ayuntamiento se aprestó a erigir un Monumento, con su parque y todo, convenientemente subvencionado, en homenaje a aquellas víctimas. En el entorno mediático progresista se calificó el paraje como el “Paracuellos de la izquierda”.

Después de infructuosos años de excavar, el 2 de septiembre de 2009, EL PAÍS informaba que "Los restos óseos hallados el pasado sábado son, según los forenses, de origen animal. De cabras y perros”. Y así, con el mayor de los ridículos, veía su fin aquel mito guerracivilista.

El pasado 18 de diciembre de 2009, la excavación organizada por la ARMH para localizar los restos de Federico García Lorca, que según la versión del hispanista Ian Gibson descansaban en Alfacar, sufrió un serio revés. Se concluyó que en aquel enclave se tenía, por fin, la evidencia de que NUNCA hubo enterramiento alguno. Y el cuerpo de Lorca desde entonces no se sabe dónde está

El día siguiente, otro golpe a los mitos de la Guerra Civil, se conoce que la celebérrima fotografia de Capa, del miliciano abatido, no es más que un burdo montaje, y el soldado en cuestión, salió vivito y coleando de aquel disparo (me refiero al disparo de la cámara de fotos) fingiendo aquella mediática muerte.

No me extrañaría que a tenor de estos funestos resultados, a algún progresista le diera por implorar, por favor, a la Asociación de la Memoría, que dejen de investigar de una vez, con el fin de que quede algún mito del bando republicano en pie. ¡No están dejando títere con cabeza!

Recordando el episodio en el Alfacar, me permito hacerles participes de algunos de mis versos sobre el tema, que se adentran en los más íntimos pensamientos del experto Gibson (no de Mel, sino de Ian):

Y yo me los lleve al río
pensando que era una fosa
y al final no fue tal cosa,
y a todos nos dejó fríos…
Pero nos importa un pito,
mantengamos vivo el Mito.
Sigamos con la invención.
¡Trinquemos la subvención
de 60.000 euritos!

Que el agujero excavado
resultara un secarral,
a los progres nos da igual…
Pues es un suelo SAGRADO,
y no un simple descampado,
y en él, vamos a montar:
¡El Parque del Alfacar!
Instalación progresista,
con diseño de un artista
para podernos forrar…

No nos hagan la puñeta
por el pequeño detalle
de que al final no se halle
el cadáver del Poeta…
No nos quiten la careta,
a su progresismo apelo,
que bien merece ese suelo,
aunque sea de mentira,
gastar en euros, la tira,
construyendo el Mausoleo.

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