La última ocurrencia del inefable Joan Herrera, secretario general de Iniciativa per Catalunya, verds (ICV) ha sido pedir que a la “Base militar ALFONSO XIII” de Melilla le fuera cambiado el nombre, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica del 2007 puesto que suponía “una exaltación franquista”…
El genial Pérez Reverte, se ocupa en un artículo en XL Semanal, de la metedura de pata del bisoño político catalán, al que califica de “indigente intelectual”. Lo cierto, es que el pobre Alfonso XIII, poco tuvo que ver con Franco, y nada en absoluto con el franquismo. Respondió el Gobierno adecuadamente a la ocurrencia, haciéndole ver al líder de los verdes catalanes la total evidencia de su error cronológico.
Un día después, ICV hizo pública una curiosa aclaración, en defensa de su líder tratando de excusar el inexcusable error como un “fallo de redacción”. Barrunto yo, que quizá la intención de Joan Herrera era cambiar “Base Militar Alfonso XIII” por “Centro de Luchadoras y luchadores por la Paz Alfonso XIII”, mucho más adecuado y democrático…dónde va a parar…
La genial pluma del escritor cartagenero, pondera además los peligros que los “caudales de rancia estupidez nacional, aliada con ignorancia y oportunismo político” que caracterizan a las nuevas generaciones de parlamentarios que menudean en los escaños últimamente y para evitar los trágicos efectos de la acción de estos nuevos “vigilantes de la playa” nos da una pequeña listita con el fin de no repetir la tomadura de pata: “Antes de la Guerra Civil , fecha a la que aquí se remite toda referencia y clave de nuestros males, ocurrieron otras cosas. Aunque despachara a moros y cristianos, por ejemplo, el Cid no era franquista. Ni Cervantes, aunque escribió en castellano. Tampoco los Reyes católicos, que expulsaron a los judíos, o Felipe III, que echó a los moriscos. Y la bandera roja y amarilla, pásmense todos, no la impuso Franco en 1936, sino Carlos III –que era un rey ilustrado– en 1785, inspirada en la antigua señal del reino de Aragón”.
1 comentario:
Es curioso cómo coincidimos usted y yo incluso en nuestras admiraciones. Hace años que sigo a Arturo Pérez Reverte y en esta ocasión, como en tantas otras, me ha parecido genial. Aunque, por otra parte, nos descubra una muy triste realidad.
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