Ha habido reacciones para todos los gustos con motivo de la mala imagen proyectada por el Presidente de la Generalitat , José Montilla, durante la entrevista que le hizo TV3 para comentar la “gestión” de la gran nevada del pasado 8 de marzo y sus efectos. La reacción del PSC, partido del Gobierno, ha sido arropar al Presidente, y cargar contra la entrevistadora y el tono de la entrevista, por considerarlo duro, maleducado y “hacerle caer en trampas y contradicciones”. Más o menos, ensartar la flecha en el pecho del mensajero.
Ha llegado hasta tal punto la irritación, que alguno se ha pasado cien pueblos en la crítica, tanto como para llegar a decir que Mònica Terribas (directora de TV3 y a la sazón, la entrevistadora en cuestión) está “mal follada”. Miguel Ángel Martín López, que ostenta varios cargos de una cierta responsabilidad en el Ayuntamiento de Barcelona, hizo este desafortunado comentario en su facebook. Su profusión en los medios, le obligó a disculparse al día siguiente, sosteniendo que “nunca hubiera imaginado la repercusión de un comentario hecho en caliente”, insinuando que un mensaje en el entorno social más importante de la Red es un ámbito privado, con la misma trascendencia que una tertulia de café. El tal Martín López ha aprendido en sus carnes la importancia y el peligro de Internet, y cuán fina es la barrera que separa lo privado de lo público en la Red.
Pero incomprensiblemente, la dichosa entrevista también ha despertado la mala educación en los contrarios al gobierno del tripartito. Salvador Sostres, “pseudointelectual” venido a más, ideológicamente situado en el entorno de Convergencia, ha calificado en su blog el tono de la entrevista como blandito y “no solo por una cuestión de empleada servil con el amo” sino porque “la señora Terribas es especialmente sensible, por motivos privados a la enfermedad del Síndrome de Down, y eso debe hacer que casi sin darse cuenta desarrolle un extra de empatía con las personas que puedan encontrar en esta situación o situación similar”. Una bajeza triple, porque golpea barriobajeramente al entrevistado (al que insinúa oligofrénico, sin decirlo, tirando la piedra y escondiendo la mano), a la entrevistadora (con un hijo con el Síndrome de Down) y al hijo de la entrevistadora, que no era de la guerra.
El hecho de que haya recibido tantas, virulentas y variadas críticas a ambos lados de la contienda política, me hace pensar que la entrevistadora cumplió su cometido con solvencia y objetividad. Yo no sé si está, como se ha insinuado, mal follada, más me inclino a creer que otros sí son un poco mal nacidos. Quitando hierro, valga el soneto:
De la entrevista que le hizo la Terribas
preguntando por lo de las nevadas,
creen Montilla, el PSC y sus mesnadas,
que la chica estuvo muy provocativa,
aviesa, traicionera, coercitiva,
y hay uno que la cree una “mal follada”,
por eso interrumpía acalorada,
y hacía esas preguntas tan nocivas.
A efectos de evitar un cataclismo,
y que no haga otra entrevista como ésta,
pídanle a quién le dé “el romanticismo”
que no vuelva a suceder lo mismo,
y la noche de antes, tengan “fiesta”,
que ejerza “bien servida” el periodismo.
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